14.1.11

Me dejó un par de huellas: una en el cuello, la otra en la vida.

Para no sentir, traté de no verte; para no llorar, preferí la apatía; para no extrañarte, la indiferencia; para no quererte, el odio. Para olvidarte, elegí simplemente no recordar; para que sea menos doloroso, me anestesié el corazón con mentiras; para no lastimarte ni lastimarme, quise evitarte. Para seguir viviendo, traté de olvidar que tú también me olvidabas y que alguna vez nuestras vidas se juntaron para compartir tantos momentos. Para ser feliz, conté tus risas; para estar triste, lloré tus lágrimas; para sentirme querida, volví a buscar tus brazos. Para sentirme odiada, recordé las veces que me buscaste; para no tenerle miedo a la soledad, imaginé que todavía estabas; para pensar un poquito menos, fuí egoísta como de costumbre y pensé en mi misma. Para corregir mis errores, preferí borrarlos de mi memoria y creer que todo iba a estar bien; para no necesitarte, me independicé a mi manera. Para poder cargar conmigo misma, intenté olvidarme.